
Vino de Montilla, poesía y flamenco, bebido en la
taberna, se encuentran en estas bulerías compuestas para el vino joven
montillano por Manuela Domínguez (Aroma, verso y compas: comunión de
sensaciones, 2011):
que las piernas se van solas?
¿Qué vino es el que me has dado
que sabe fresco en la boca?
Si bien pareciera un sol
en un jardín de frutales.
Si pareciera un topacio
pálido, limpio y brillante
¡Qué bien suena la guitarra!
¡qué tronío, tabernero!
échale vino a ese vaso
que abre las puertas del cielo.
¡Que arte tiene esa gitana
cuánto son tiene su baile!
¡si pareciera un nenúfar
en el agua de un estanque!
Por la sal que ella derrama
de “Graná” o de Sevilla
y el vino por su sabor
de Córdoba y de Montilla
Dímelo ya tabernero
que Andalucía me puede,
Ella baila bulerías.
El se llama “Vino Nuevo”
Esta noche nos acompaña Felipe Fernández al cante y
Curro Cruz acompañándolo a la guitarra. Felipe es un cantaor joven de Lucena
que se atreve, por vocación, a recorrer el difícil camino de arte. La comarca
de Lucena, a la que se podría incluir los municipios de Cabra, Puente Genil, es
una zona prolífica de cante y cantaores flamencos. Por esta ruta comercial han
circulado no solo las mercancías procedentes de Málaga sino también sus cantes,
que fueron matizados y enriquecidos por los artistas locales: los fandangos de
Lucena. Dolores la de Huerta, Cayetano Muriel, Rafael Rivas, Curro de Utrera, Curro
Lucena, Fosforito, Curro Lavado, Julián Estrada se cuentan entre sus más
destacados creadores e intérpretes.
Felipe es un cantaor que en la actualidad se está fogueando
en el mundo de las peñas y de los concursos de jóvenes intérpretes, en los que
participa con éxito: finalista de Jóvenes Flamencos de la Diputación de
Córdoba, o la equivalente de la ciudad de Nerja. El primer premio del Concurso
“Agustín Gómez” o el mismo reconocimiento en el titulado “Cuando llega el
duende”, que se celebró en el madrileño Café de Chinitas avalan su trayectoria
artística. Su voz natural, flamenca, dice los cantes de una forma ortodoxa,
haciéndolos plenos de su sensibilidad y sus ganas.
En esta ocasión nos dejó un sugerente racimo de cantes
con muy diversas sensibilidades artísticas, desde la “granainas” de Chacón a
las soleares de Triana de Mairena o el Arenero; desde las alegrías de La Perla
a las malagueñas de La Peñaranda, que remató con fandangos de Lucena, Cabra y
Puente Genil. Los tientos tangos y un surtido muestrario de fandangos
completaron su actuación. Curro Cruz volvió a ser el acompañante a la guitarra
de este ciclo; una guitarra versátil que se acomoda con rapidez a las
exigencias de los artistas, dado su gran sentido del compás, su sensibilidad y
los recursos técnicos que atesora.
LUIS NAVARRO
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