19 mayo 2014

CRONICA DE LOS JUEVES FLAMENCOS EN EL RINCON DEL CONDE

ICEl “Rincón del Conde” ha sido la sede que ha acogido a la segunda velada de los Jueves Flamencos del mayo montillano, convirtiéndose en esta ocasión en el “cuarto de los cabales” de la peña “El Lucero”, en su salida fuera de su sede, de este ciclo organizado por el Excmo. Ayuntamiento de Montilla.
En Montilla, tierra de vinos generosos, y, en general, en el marco de la Denominación de Origen Montilla-Moriles, tenemos abundantes ejemplos de tabernas en las que hasta el segundo tercio del siglo XX se podía escuchar flamenco. Según nos cuentan José María Luque y Juan Laguna en su libro “Tabernas, ventas y ventorrillos de los pueblos de Córdoba”, era frecuente escuchar el flamenco de los cantaores aficionados montillanos Paco Cárdenas, Ruperto o “El Canito” en la antigua taberna “El Bolero”. Es significativo señalar que la primera sede de la peña “El Lucero” fue la taberna montillana “Mesón de Luna” pasando posteriormente a “Ca Palop” antes de terminar en su sede actual (así como la peña “El Mirabrás de Fernán Núñez” se ubicaba en la taberna “En la Esquina te espero”).
En una de estas tabernas se podría escuchar esta letra de Manuel Machado por soleá:

Chiquilla, dame otra caña,
Y canta por alegrías
“Pa” que las penas se vayan.
Hoy nos vuelve a acompañar Córdoba, provincia de afición serena y entendida, con una gama de cantes variada, a los que el cantaor cordobés Onofre o Cayetano les confirió nuestra forma de ser y de sentir sentenciosa, filosófica y evocadora: alegrías de Córdoba o soleares de Córdoba; Fandangos de Lucena, Cabra o el Zángano de Puente Genil, o el largo acervo de temporeras, pajaronas, cantes de trilla, así como sus rosas o saetas, se cuentan entre los estilos más frecuentados por los cantaores cordobeses.
En esta cuna flamenca ha nacido y se ha mecido para el cante Rocío de Dios, que viene acompañada a la guitarra de Curro Cruz. Rocío es una cantaora de sentimientos y gran afición al cante, que añora no haber nacido en la época dorada del cante. A pesar de su corta edad para un arte tan complejo como el flamenco, ya tiene el reconocimiento a su valía en concursos como el XIX Yunque Flamenco, el X concurso de Jóvenes Flamencos de la Diputación de Córdoba o el primer premio de jóvenes “Desencaja Flamenco”. Es una cantaora con personalidad y bello acento flamenco que, como dice nuestro amigo Manolo Ruiz, “pega bocaitos”. Curro, guitarrista autodidacta montillano, fino estilista del compás, es uno de los guitarristas oficiales de la Peña “El Lucero”, profesor de guitarra y animador de sus tertulias.



La velada confirmó lo que decíamos de la raza, la entrega, el conocimiento de los cantes y buen gusto de Rocío, con una gran racimo de cantes que incluía en cada uno de ellos una variada porción de aromas de diferentes procedencias geográficas, muy apreciado por el entendido público asistente. Malagueña de la Peñaranda rematada por “bandolaos” lucentinos y de Frasquito Yerbabuena; tangos granadinos y extremeños; alegrías, romeras, cantiñas del Pinini o de las Mirri; Serranas; Bulerías de la Paquera y Fandangos personales fueron sus aportaciones a esta noche flamenca. Curro se dejó contagiar de la energía de Rocío y le propuso un sugerente diálogo guitarrístico lleno de buen gusto y compás. Las jóvenes palmas de Marta Guillén y Javier de Dios (hermano de Rocío) ayudaron a Rocío en los cantes de compás.

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